-Aquí todos estamos locos. Yo estoy loca. Tú estás loco. - ¿Cómo sabes que yo estoy loco? - Tienes que estarlo, o no habrías venido aquí.

martes, 8 de marzo de 2011

Niña perdida 1

Los ojos se le cerraban poco a poco cada vez mas. La luz del sol a penas entraba entre sus parpados, pero aún así, sus iris azules cristalinos dejaban paralizado a cualquiera que los viera. Su larga cabellera rizada le servía de almohada para no clavarse dichosa roca erosionada por los años y el choque de las olas.
Allí ya no llegaba el agua. El nivel del mar bajó hacia muchos años atrás, cuando todavía la gente recordaba los campos verdes y llenos de coloridas y preciosas flores.
Por fin cerró los ojos...
Recordó la fantástica historia que tantas veces le contó aquel extraño hombre, que siempre topaban a la hora de la merienda, en aquel banco junto al parque y frente al mar.
De repente, Violette vio como a su alrededor  crecían flores de todos los colores formas y tamaños, flores que ni siquiera conocía, otras solo las había visto en fotos o documentales de la televisión. Pero en aquel mismo instante, averiguo lo que mas le gustaba de aquellos delicados pétalos...Su olor. Fue como una explosión de olores! Tortitas? Caramelo? Chocolate? Nubes de azúcar? Ningún olor se le asemejaba a tal fragancia.
Se preguntaba de donde venían todas esas flores, pues no existieron nunca en aquel lugar. Desparecieron hacia mucho de su mundo real. Ni su madrastra las había visto. Ni su abuelo, ni el abuela del abuela de su abuelo! Que locura! Pero las flores seguían allí, mostrando le tan maravilloso paisaje. 
Cerró los ojos para poder centrar mas su sentido del olfato y así sentirlas mejor, cada vez respiraba mas y mas fuerte, mas profundo. Se le iban a salir los pulmones de tanto inspirar!
Al abrir sus pequeños pero hermosos ojos, no había nada a su alrededor. Estaba sentada en tan odiosa roca. Pero a su lado, el hombre de las meriendas y del banco junto al parque y frente al mar. 
Este le dijo que el también veía esos paisajes al cerrar los ojos, pero el tenia la ventaja ante ella de haberlos visto antes. 
Violette solo imaginaba aquello que su antepasado le quitó y a muchos niños mas. Deseaba con todas sus fuerzas poder tocar, oler, ver y compartir aquellas flores. Su imaginación supero la realidad. Violette veía, tocaba y olía tantas flores como deseaba y ella era feliz. Había empezado a crearse un mundo magico y paralelo.










No hay comentarios:

Publicar un comentario