-Aquí todos estamos locos. Yo estoy loca. Tú estás loco. - ¿Cómo sabes que yo estoy loco? - Tienes que estarlo, o no habrías venido aquí.

martes, 12 de julio de 2011

Tic, tac, tic, tac.

Escucho a lo lejos el sonido de un reloj.
No me muevo y cada vez retumba mas su sonido en mis oídos.
Sin saber donde mirar, fijo mis ojos en el horizonte creando una mirada perdida, sin destino ni rumbo.
Mas allá de la diminuta e infinita linea una tormenta se avecina a gran velocidad. Parece tener prisa en llegar sobre mi y dejarme sola bajo una lluvia monumental.
No se donde escapar. El tic tac infinito del escondido reloj acelera mi corazón, generando así a un estado de  inquietud, tremendo e inusitado, a mi pequeño cuerpo.
Mire donde mire no hay nada, ni nadie.
Ya cansada reposo mi imagen en el tronco del único árbol que yace en este extraño lugar.
No se donde estoy. Pero el abatimiento del estrés provoca en mi un estado de debilidad
Podría correr hacia ningún lugar, o esperar una mano que salve lo poco que queda de mi.
Tic, tac, tic, tac. Entre el sonido del movimiento de las agujas, escucho su voz.
Será mejor cerrar los ojos y desdé allá te seguiré.
La tormenta roza ya mis cansados pies.
Tic...tac...
Camino mustio...
Palabras y mas palabras. No merecen tanta importancia.
Mente inquieta.
Desorden.
Tic, tac.

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