-Aquí todos estamos locos. Yo estoy loca. Tú estás loco. - ¿Cómo sabes que yo estoy loco? - Tienes que estarlo, o no habrías venido aquí.

miércoles, 27 de abril de 2011

Extráña experiéncia de Victor

Recuerdo la primera vez mi padre me llevó al circo.
Recibí la noticia la noche de antes. No pude dormir en toda la noche, pues jamás había estado en uno.
Una vez mamá me hablo de tan maravilloso sitio.
-El circo es un lugar donde gente de diferentes lugares, y con diferentes dones, actúan para niños como tu y tu pequeña hermana Anne. 
Según sus palabras, hay payasos, trapecistas, un señor que juega con leones, escuché que se llama "Domador", algunos otros echan fuego por la boca y hacen malabares. Todo aquello que decía, me inquietaba más por momentos.
Llegué a imaginar, sin parar, todo aquello esa noche. Dormí a penas unos minutos al final, cuando ya amanecía. Disfruté también del amanecer, jamás antes lo vi.
Por la mañana mamá me preparó el desayuno. Me dio un beso en la frente, justo cuando el conductor del autobús escolar tocaba el claxon para llamar mi atención.
Las horas en la escuela no habían sido antes tan largas. Al fin, llegó el esperado timbre. Fin de las clases del día.
Corrí hacia la salida. 
-¡Papá!. El Sr. Grisman. Así preguntaban por el.
Camino al circo, otro camino que jamás fue tan largo.
A lo lejos, desde coche, podía ver una gran carpa de colores sucios y multitud de caravanas a su al rededor.
Imaginaba algo mas colorido y música muy alta y alegre.
Por un momento creí que la decepción se adueñaba de mi gran imaginación.
Entrando al recinto. Una gran cantidad de gente, por su apariencia, muy ricos. Todos reían y gritaban señalando a un lado y a otro.
-¡Entremos ya, papá! ¡Entremos ya!
Agarre al Sr.Grisman y con gran fuerza lo arrastré hacia la taquilla.
El hombre que había detrás de la ventanilla, no sonrió hasta que papá le pagó las entradas para aquel circo que me parecía tan triste. Pero no caí con astucia, pues la inocencia de aquel niño que todavía era, no me dejaba abrir los ojos, como a cualquier ilusionado niño.
Nos cedió entrada un señor con un gigantesco sombrero de copa, agujereado y sucio.
Aquello era enorme. Las instalaciones parecían caerse al mismo tiempo que mis pequeños pies avanzaban con miedo.
Miré a todos lados. No vi nada, que al mismo tiempo lo vi todo.
Una señora con una gran barba. Al parecer, por el cartel mugriento, la única mujer con barba. 
-No han conocido a la tía Catherin. Le dije a papá.
Los dos partimos a carcajadas, a su misma vez que nos ocultábamos, por educación a aquella señora que parecía estar horas allí sentada.
Pensé que no era nada malo reír por ello, puesto que los demás lo hacían sin preocupaciones, pero a mi me parecía cruel.
Al otro lado, un hombre tan diminuto que su propia camisa, arrastraba metros en el suelo. Era pequeño, pues padecía enanismo, pero la camisa era mas grande de lo normal. Supuse que pare exagerar tamaños. También algo realmente cruel.
Vi como la cara de papá cambiaba negativamente por momentos. De fondo, multitud de macabras carcajadas.
El momento empezó a ser horrible. No entendía por que la gente reía sin mas.
Dos niñas desnudas. Mi padre, rápidamente me cubrió los ojos. Pero ya segundos antes había dado tiempo suficiente como para ver que aquellas dos inocentes que compartían la misma edad que yo, estaban unidas. Compartían la misma cadera.
Me cogió de la mano y con gran velocidad, nos dirigíamos hacia la puerta de entrada.
A mi al rededor un hombre sin extremidades. Otro señor gigantesco, que ni cabía en la silla donde se hallaba sentado, no dejaba de comer impulsiva-mente. Y un bebé con grandes deformidades, el cual su cartel decía provenir de Chernóbil. 
Al intentar salir, el mismo señor que nos dio entrada a aquel horrible sitio, nos preguntó.
-Señores, ¿algún problema?, si desean salir, es por la puerta de allá. (Señaló con el índice, hacia el otro lado de la mugrienta carpa).
Su acento era muy raro. Lo desconocía por completo.
Papá apartó de un golpe a aquel diablo, y corriendo llegamos al coche.
Yo estaba real-mente espantado.
¿Y los payasos? ¿Y los trapecistas? Jamás vi al "Domador".
Miré por la ventanilla de nuevo. Y leí.
Circo de los horrores.

1 comentario:

  1. Dioooooooooooooos vickyyy ets geniaaaaal, m'impresionaa llegirte, em fot pell de gallinaa, ets bonissimaaaa, de veritaaat m'encantaaaaaa!!!!! ets graaaaaaan Vicky

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