-Aquí todos estamos locos. Yo estoy loca. Tú estás loco. - ¿Cómo sabes que yo estoy loco? - Tienes que estarlo, o no habrías venido aquí.

martes, 4 de octubre de 2011

Excitante y dulce blues

-La ceniza de mi cigarrillo cae mejor, al ritmo del blues.

Deja caer su delgado cuerpo en la añorada cama que aún vacía podía ver, pero le encantaba.
Los pies le palpitan al compás de la última canción que sonó en el nuevo bar de copas que eligió como final del punto de partida.
Despeinada y con restos del carmín rojo que tan locas volvía a todas aquellas almas desquiciadas que deseaban probarlo.
Se quita los zapatos de su joven madre y mirando al techo enciende un cigarrillo. Esta vez era de los caros, un regalo de un Señor que esta noche enamoró.
Le gusta recordar las canciones.
Son los años 50 y acaba de descubrir las preciosas notas que forman el blues.

Sus caderas tanteaban las miradas bajo la repetitiva batería del nuevo grupo que tocaba esa madrugada. La melodía del saxofón le erizaba la piel, a los desconocidos espectadores, ella.
No había nada como salir sola y querer ser luego acompañada. A pesar de su aún joven edad, sabía del poder de una mujer, o de su espantosa belleza. Y se aprovechaba de ello, pues su mayor diversión a demás de bailar al son, era la seducción. Detrás de aquellas letras, ella podía excitar.
Volvía locos incluso a los jefes de los locales que ya tan vista la tenían, pero aquel movimiento tan particular, pasando los dedos entre su negra media melena, acompañándolo con los gruesos labios que mordía a la vez.
Se sentía importante, deseada, envidiada por mujeres que luego serán engañadas, a la vez un cero a la izquierda. Aparecía y desaparecía de los bares, dejando un rastro con su peculiar olor, y su hermosa presencia. Todos sabían quién era aquella preciosa joven o desdichada.

Suspira expulsando el humo que le queda en los pulmones de tan larga calada, y mirando al techo...
-"Sweet Sin" ¿me llaman Sweet Sin?...-entre risas-. Estúpidos!
Dejó en boca su "nombre" hasta en el último bar de Chicago.

Dormida por el cansancio, los parpados tapaban poco a poco los negros ojos que acompañan a su piel excesivamente morena y suave. El cigarrillo se consume entre sus dedos cayendo así la ceniza bajo un ritmo de blues.



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