Como la caída del sol a las horas,
vive mi dolor,
ingenua pensé en perecedero
a lo que efímero se volvió mi corazón.
Más eterno que horas hacen días,
días meses, años vida,
recapacito; y debo decir;
es la llegada de la luna a las horas,
por lo que ahora deseo vivir.
Que soy animal de sombras,
a lo que en la oscuridad de los recuerdos;
es mi corazón que ardía,
pues compañera de tu luz,
si confías, de tus penas amiga,
y si hay una esperanza en tu corazón,
yo seré tu efímero amor,
pero sin demonios, sin esta cruz,
para el resto de tus días.
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