Una gran presión invade mi pecho.
El corazón se acelera.
Al momento mil lagrimas deslizándose en mi cara.
Estoy cansada.
Y mi corazón también.
Le prometí no jugar con fuego.
Ahora los dos, quemados.
Adiós.
A nadie le gusta ser una sombra para nadie...
a veces te obligan a serlo, te apartan de su corazón...
ResponderEliminar